Hace unos 15 o 16 años estaba en Londres, Portobello Rd con Lancaster Rd, o quizá Wetsbourne Park Rd, no sé, no importa, Notting Hill, entorno maravilloso, feliz de la vida. Quería comer algo. Entro en el Burguer King. Lo primero que vi que me aseguraba algo conocido… malo, pero conocido. De pronto, un tipo al lado mío se saca su pene y se pone a mear. Al carajo. Esto es Londrés, pensé. Ya no he vuelto a Burguer King.

Me voy y encuentro un sitio curioso muy cerca de allí (apuntar que estando en Londres, siendo de León y joven, todo era curioso para mi, pero esto lo era de verdad; en mi mente las cafeterías eran otra cosa… y descubrí algo genial). El sitio curioso era Starbucks.

De pronto ya no quería comer “salado”, solo quería tomarme algo caliente, sentarme, leer algo. Al lado mío pidiendo un tal Robbie Williams. “Siempre viene” me dijo la sonriente chica que me atendió cuando me vio la cara de “es él, ¿no?”. Esto, también es Londres, pensé.

Yo no entendía muy bien el sistema, lo de primero pedir, pagar, luego te llaman; tampoco me fije mucho en los pounds que me cobraron por la broma. Me dio un poco igual (a pesar de no tener un duro). Me senté, comí algo dulce, leí algo. Por un rato me “escapé” de Londres. Por un rato me sentí realmente bien. Desde ese día soy de Starbucks.

En 2002 aterrizan en España. Yo fui de los que pensé que no triunfaría. No pensé esto porque fuera caro, o por el modelo de Starbucks en general muy lejos de nuestras cafeterías de porras, Marca, barra y humo. Lo pensé porque yo lo entendía como un sitio para estar relajado, tranquilo, con poco ruido, con un café y veía que eso en general no iba a gustar, porque somos el país del ruido, del lío, de hablar y reir alto. Pero Starbucks triunfó y creo que tiene que ver con que hemos hecho que Starbucks también sea ruidoso… Dice un buen amigo que España es el único lugar del mundo en el que Starbucks es ruidoso (y en el que tienes que pedir un ticket para conectarte a Internet). No sé si es cierto, pero es su percepción.

Últimamente en Starbucks, además de cambiar el logo (no entro en esta historia), quieren vender vino y cerveza. “Cuidado con la marca” avisaba un tuit de la experta en esto de las marcas Inma Urrea.  Una cerveza es frío, charla, una tapa, estar de pie, risa animada, salado. Un vino es parecido. ¿Voy a Starbucks a eso? ¿Es el sitio? ¿Van a poner aceitunas de tapa? O ¿Va a haber sitio para estar de pie?

Quizá en dónde se ha pilotado estas experiencias, los vinos y las cervezas se tomen sentadito conversando sobre temas profundos. En España no. En España, que somos el país que todo lo convierte en ruido, imaginemos si a lo ruidoso que ya hemos convertido Starbucks, además le ponemos ¡cerveza y vino!

En fin, que a lo mejor vuelvo a probar a entrar en Burguer King (espero que no llegue otro tarado a mear ahí mismo). Al menos sé lo que hay. Espero no encontrarme ahora con que venden sushi. O me puedo ir al Museo del Jamón por ejemplo: bocatas de 1 loncha de jamón serrano a 1€, mucho más jamón, si comes de plato no se come mal, ruido, trato rápido y descuidado, servilletas en el suelo, jamones, embutido, espejos, mármol. Espero que no les de a estos por crear el “Museo del Jamón Coffee Chill Out: tu rincón en Madrid para charlar y tomar un café”, por ejemplo.

Starbucks me recibió en Notting Hill, con café caliente, una sonrisa, un cómodo sillón, tranquilidad y dulces. Ah, y un famoso… Y me ganó para siempre. Hoy ya no me recibe así y lo dejará de hacer totalmente si lo salado se introduce en esta atmósfera de lo dulce.

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Close
Go top